Frente la indiferencia de algunos, aparecemos los periodistas. Somos la voz de los que no la tienen, y damos los pasos que otros no pueden o temen dar. Ponemos nuestro amor y pasión por delante. Algunos periodistas nos encomendamos a Dios, todo poderoso que nos protege y nos da la sabiduría para llegar donde otros no llegan. Infiltrados existen en todas las profesiones. Pero, gracias a Dios, son los menos. Como dicen algunos pensadores, ‘para ser un buen periodista, primero hay que ser buena persona’.
‘Para ser un buen periodista, primero hay que ser buena persona’
Por Roxana Reinoso (Dir. Magazine Web)